viernes, 29 de abril de 2011

"Uno no es bueno por ser libre, sino que es libre por ser bueno. Y uno no es malo por no ser libre, sino que no es libre por ser malo."

Libertad
Buscamos la verdad para encontrar en ella la libertad.
Esa sensación de plenitud que nos aporte la seguridad necesaria para poder dar.
Darse a los demás, ser buenos, amables, generosos y por lo tanto amados.


Pero ese camino es erróneo, la verdad así jamás nos será visible.

Primero deberemos ser libres para poder ver la verdad.

La verdad es el subproducto de un acto, de miles y miles de actos insignificantes y cotidianos.

Toda nuestra vida se presenta ante nosotros sólo con una intención:  la de provocarnos reacciones (actos). 

Y conforme a la manera de reaccionar que tengamos la verdad será visible o no.

Queda claro que primero deberemos hacer para luego tener, primero deberá ser la obra para luego hallar la verdad. 

No buscaremos la verdad para poder obrar, sino que obraremos huérfanos de seguridad, para que al terminar la obra la luz de la verdad nos ilumine.

Y es aquí en donde encontramos la gran dificultad, dado que nadie obra sin el entusiasmo de saber antes la verdad. 

Sólo la fuerza de la fe es capaz de suplantar el entusiasmo del que posee seguridad.

La fe nace de la desesperanza y si nace, obra, y si obra, la verdad reluce.   

La Ciudad de Dios fue y es construida mediante la obra, y, como en toda ciudad, las puertas son multiples, y los espacios infinitos.
Nuestra labor como creaturas de Dios es darles un significado.

                                              Axser


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